En el cielo del Perú, o Hanaq Pacha, se realizaban grandes batallas entre los ejércitos de los dioses, era la eterna lucha entre el bien y el mal, el fragor de la guerra, los rayos y truenos convulsionaban el Ande. Una mañana de tregua y cielo azul un grupo de guerreros se presentó ante el dios Bélico de la serpiente emplumada y le manifestaron su cansancio y horror por la permanente guerra y también su anhelo de paz y de poder ser útiles construyendo y no destruyendo, el dios consideró esta petición como cobardía, y los expulso del Hanaq Pacha y los condenó a vivir en la tierra, convertidos en inofensivas plantas silvestres, pero con sus hojas en forma de lanza para que recordaran sus heroicas batallas.

   Un día el padre sol bajó a la tierra a visitar a sus súbditos y tuvo hambre, escogió al Maíz que era entonces un fruto duro y espinoso pero al contacto de sus divinas y omnipotentes manos se convirtieron en algo tierno, sabroso y nutritivo, el dios sol que sabía su procedencia corrigió la situación y en recompensa por los deseos de paz de esos guerreros hechizados les dio la posibilidad de ser fuente de vida y fuerza para los hombres y decretó que deberían ser honrados en la fiesta del sol, desde entonces en el Inti Raymi, los habitantes del Tawantinsuyo, comen simbólicamente un panecillo de maíz llamado Sankhu.