Aporte alimentación africana en Colombia

Cecilia Restrepo

El aporte africano a la alimentación de la región Caribe colombiana.

Cecilia Restrepo Manrique.

El presente trabajo hace parte de una investigación presentada en el evento Sabor Barranquilla, el 24 de septiembre de 2020.

En este artículo voy a tratar el tema de la herencia Afro en la alimentación y las cocinas del Caribe colombiano en el momento de la conquista de América. Se ampliarán dos temas básicos:

A- La llegada de los africanos al territorio en calidad de esclavos. Siglo XVI.

B- Prácticas culinarias: productos, técnicas de cocción, preparaciones, los utensilios y las costumbres introducidas Sigue leyendo

Abastecimiento en Santa Fe de Bogotá en la época colonial

Cecilia Restrepo

En esta difícil época de confinamiento que estamos viviendo debido a la emergencia sanitaria declarada en la ciudad, surge entre la población la premura por abastecerse de alimentos, a raíz de lo cual se percibe un sentimiento de intranquilidad en la gente por conseguir los productos necesarios para la alimentación y se siente la incertidumbre de si estos estarán disponibles ininterrumpidamente. Sin embargo, gracias al trabajo de los campesinos, hasta ahora se ha logrado realizar con éxito el abasto alimentario. Sigue leyendo

Alimentación en Santa Fe de Bogotá en el siglo XIX

Bicentenario de la Independencia de Colombia (1819 – 2019)

Trabajo presentado en el Banco de la Republica de Manizales en el marco del II Encuentro de Saberes Culinarios. Nov 15 de 2019

Cecilia Restrepo Manrique

Los asuntos relacionados con la alimentación no se registraban en los documentos ni se acostumbraba a reflexionar sobre esta materia en la época colonial, ni aun en la República. Escribir sobre la comida era mal visto, como lo expresaba un viajero de mediados del siglo XIX, Isaac Holton: “Si hay algo que cansa al viajero en Bogotá es la despensa, la cocina y el comedor {…}un tema tan mezquino”(1981. P.196).No obstante, existen en los archivos históricos algunos documentos relacionados con este tema y en los colegios mayores y los conventos de monjas se encuentran listas de mercado, cuentas e inventarios que dan razón de esta actividad, así como los diarios republicanos y algunos libros que aportan interesantes noticias sobre la alimentación en la vida cotidiana de estas épocas.

El tema de la alimentación es muy amplio, ya que involucra no solo la obtención de los ingredientes, su distribución y abasto, sino las técnicas de cocción, la preparación de los platos y el servicio a la mesa. Cobija, igualmente, los muebles usados en el comedor y la cocina, así como sus utensilios y materiales, aportando datos sobre las relaciones sociales, la estratificación, el abastecimiento, la identidad y las costumbres de un pueblo. Sigue leyendo

Pez capitán de la sabana: ¿patrimonio de Bogotá?

La información aquí consignada es producto de lecturas de los cronistas coloniales, los viajeros del siglo XIX e investigaciones concernientes al tema.

Las referencias históricas que se encuentran sobre el pez Capitán de la Sabana están generalmente relacionadas con la alimentación, desde los antiguos pobladores de dicha región hasta principios del siglo XX, y en ellas se habla del pez como parte de las comidas de los bogotanos. Hoy en día este concepto ha desaparecido de la mentalidad de los habitantes de la capital, tanto así que ubican a la trucha como antiguo habitante del río Bogotá.

Las primeras noticias sobre la presencia del pez capitán datan de hace ocho mil años aproximadamente (finales del Pleistoceno), y fueron halladas en el estudio y las excavaciones realizadas por el arqueólogo Gonzalo Correal y el geólogo Thomas van der Hammen en el sitio conocido como hacienda Tequendama localizado en el municipio de Soacha al suroccidente de la sabana de Bogotá. Allí, a partir de los restos encontrados y analizados,los científicos descubrieron referencias al pez capitán como fuente de subsistencia de los antiguos pobladores de la sabana.

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La verdadera historia de la patata y la batata.

 

A Azucena Estefanía Muñoz Romero.

El autor en el lago Titicaca en la ciudad de Puno, Perú

Gran monográfico.

Pese a sus casi 8.000 años sirviendo como alimento de subsistencia entre los habitantes de los Andes no fue hasta épocas muy recientes cuando la patata, que hoy la tenemos y usamos como indispensable en cualquier cocina mundial, ocupó, no sin ciertas reticencias, el lugar que merece dentro de la cadena alimenticia. 

La patata llegó, en Europa, a pasar de ser un alimento para dar de comer a los cerdos a ocupar el cuarto puesto de los más consumidos, tras el trigo, el maíz y el arroz. Sin ella difícilmente se habría desarrollado la llamada Era Industrial porque el crecimiento poblacional y la alimentación de las clases proletarias dependía básicamente de las cosechas, que de forma cíclica se malograban como consecuencia de los cambios climáticos y las guerras, produciendo hambrunas entre los más desfavorecidos.

Gracias a las patatas, que llegaron a sembrarse de forma intensiva desde principios del siglo XIX como veremos, la gran masa de trabajadores que necesitaba la industria tuvo un alimento indispensable y casi inagotable, así, desde los mineros de Bélgica o los de las cuencas de Rhur, los obreros de las incipientes plantas de producción de maquinarias o incluso los trabajadores agrícolas desde Irlanda hasta Rusia, se les alimentaba con un tubérculo barato, de gran producción y casi exento de enfermedades o desastres climáticos. Gracias a ella, por exceso y decremento de producción, se gestaron los movimientos revolucionarios y también los separatistas como es el irlandés I.R.A. y que posteriormente imitó E.T.A. con otra base pero con la misma ideología guerrillera urbana.

Desde que los españoles la conocieron muchos fueron los que vieron sus grandes posibilidades como alimento salvador de la humanidad, aunque la mayoría de ellos clamaban en un mundo de sordos y ante una oligarquía que poco le importaba el padecimiento de las clases trabajadoras, siendo sólo aceptada en lugares puntuales donde el hambre hacía estragos, como fueron las islas Canarias, sureste español, Irlanda, parte de Alemania y posiblemente Galicia.

La historia está en parte supeditada a intereses nacionales y políticos, por eso no debemos creernos las informaciones interesadas de los supuestos profetas descubridores de la patata porque, como iremos viendo, su consumo se le debe a muchos, desde piratas a científicos, pasando por religiosos o médicos, hombres visionarios de los que poco se conoce. Sigue leyendo