Artículo de Miguel Krebs
Octubre 2007

HISTORIA DEL VAGÓN COMEDOR


Cartel publicitario de los ferrocarriles alemanes. Obsérvese la forma de la taza

                                                                       I

Monsieur Poirot, el afamado detective Belga tomó asiento  frente a su amigo monsieur Bouc, director de la Compagnie International de Wagons-Lits y  se dispuso a degustar  los primeros y escogidos platos de una comida,  que al decir de la escritora Agatha Christie,  era desacostumbradamente buena. 

Así describe la autora inglesa la acción en el vagón comedor en su novela “Asesinato en el Orient Express”, que tiene como  fondo escenográfico al mítico tren que realizaba el trayecto Londres – Estambul en 1934.

El Simplon Orient Express que fue su verdadero nombre,  era considerado el tren más elegante y sofisticado en los años 30, cuyo interior había sido decorado por el maestro vidriero y joyero francés, René Lalique.

Nació como Express d'Orient en 1883 para realizar la ruta París – Constantinopla y sus variantes, Londres-Paris-Viena y  París-Bucarest. Curiosamente, su nombre ha trascendido más por los acontecimientos espectaculares que han sucedido en su interior que por las cualidades propias de un tren de lujo utilizado por magnates, empresarios y personalidades políticas de su tiempo. En 1891 un delincuente griego conocido como Athanos, logró provocar un descarrilamiento  para secuestrar a cuatro personas y pedir un elevado rescate  por ellas y años  más tarde, apareció asesinado en su camarote un enviado del gobierno francés, hecho que probablemente haya sido la semilla que dio origen a la afamada novela de Agatha Christie.                                                                  

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Cartel anunciando el Orient Express

El Orient Express funciona en  la actualidad como hotel rodante entre París y Budapest o Paris-Venecia y de su misma categoría lo son  The Viceroy of India  que va de Bombay a Calcuta, el Golden Eagle Trans-Siberian Express que hace la ruta Moscú – Vladivostok y otros ramales, The Pride of África de la compañía sudafricana Rovos Rail, el legendario Rheingold en Alemania y así una larga lista de trenes de lujo adaptados especialmente para fines turísticos que  tienen el atractivo de prestar un servicio de restauración de gran  calidad, muchas veces apoyado en  nombres de importantes chefs internacionales.           

                                                        

II

La historia del vagón comedor está estrechamente vinculada al desarrollo del vagón dormitorio que fue una de las primeras innovaciones que tuvieron los trenes de larga distancia aunque hubo de pasar mucho tiempo antes que las empresas ferroviarias adoptasen detalles de confort para los pasajeros.

El origen del ferrocarril es consecuencia directa de la invención de la maquina a vapor y en cierta manera, el punto de partida de la revolución industrial acaecida en  Inglaterra entre l750 y 1820 para extenderse al  resto de Europa y a los Estados Unidos.

Precisamente en Inglaterra se inaugura el 27 de septiembre de 1825, el primer tramo de nueve millas de la línea Stockton - Darlington  con una locomotora  inventada por el ingeniero inglés George Stephenson y cinco años después se habilitó la segunda línea entre Liverpool y Manchester de manera que  los ingleses como padres del ferrocarril, exportaron cuatro años más tarde algunas locomotoras a los EEUU, desarrollando en poco tiempo una extensa red ferroviaria que proporcionó las bases sobre las cuales se sustentaría la economía del país.

Los paises europeos con un ritmo más lento a causa de los conflictos sociales y políticos que dominaron gran parte del siglo XIX, comenzaron a extender su líneas férreas a partir de  1837 sobre tramos ya existentes que eran recorridos por vagones tirados por caballos.

El ferrocarril constituyó toda una novedad en materia de transporte no solo como un servicio público que permitía trasladar gente a lugares distantes a los que normalmente se accedía por tracción a sangre, sino que permitió establecer nuevos polos de desarrollo creando ciudades, extendiendo el comercio y la industria hacia el interior de cada país y al mismo tiempo, establecer relaciones interestatales. Fue en definitiva un gran empuje para el progreso como lo fue en su momento, la aviación comercial.


Venta a bordo en los años 1960-1970

III

Viajar por aquellos años no era precisamente una actividad placentera (aunque todavía hoy, en muchos paises sigue siendo un martirio)  porque el interés estaba puesto en el transporte de mercaderías y correspondencia además de personas, quedando relegado a un segundo plano la idea de comodidad. Cuando comenzaron a extenderse los tramos ferroviarios haciendo que los viajes tuviesen mayor duración, surgió la necesidad de brindar algunos detalles de confort para que el viajero se sintiera más a gusto. Pero desde un principio y durante mucho tiempo, los vagones seguían divididos en tres clases, según el poder adquisitivo del pasajero. En la tercera clase en algunas líneas inglesas se viajaba parado por carecer de asientos. En segunda clase los asientos eran de madera y en primera, mullidos y tapizados. Aun así, seguían faltando algunos servicios importantes como la calefacción en invierno, la iluminación para viajes nocturnos y sobre todo, la posibilidad de dormir o comer durante el trayecto.

La evolución de los actuales  trenes de pasajeros de larga distancia comenzó en 1863, cuando George Pullman, un norteamericano nacido en Brockton, New York, diseñó y patentó los primeros coches dormitorios, con camas plegables y asientos que se convertían en literas. En 1867 fundó su propia empresa, la Pullman Palace Car Company,  dedicada a equipar vagones de ferrocarril transformándolos en vagones dormitorios y comedores, pero como las empresas ferroviarias no quisieron invertir dinero en esas modificaciones, Pullman les propuso alquilárselos para equiparlos y cobrar un suplemento que el pasajero pagaba en caso de tomar ese servicio, recuperando así la inversión inicial. De esta manera el primer vagón comedor circuló en 1868 para la línea Chicago & Dalton Railroad en los EEUU.  

Pero en Europa apareció en escena un caballero belga llamado Georges Nagelmakers que conoció a Pullman durante  su estadía en los EEUU y que vislumbró la posibilidad de un gran negocio si ponía en práctica en los ferrocarriles europeos aquel servicio de confort y comodidad. Sin embargo había una diferencia sustancial  en las posibilidades de éxito ya que para aquella época, la extensión de las redes ferroviarias eran mucho menores que las de EEUU, no existían demasiadas líneas de largo recorrido y tampoco trenes nocturnos, de manera que no hacían falta los vagones dormitorios. Por otra parte, el trámite aduanero en las fronteras de algunos países  era bastante lento y complicado con lo cual, las empresas ferroviarias creían que no era el momento de hacer la inversión para este servicio.

El belga no se dio por vencido y  en 1873, en ocasión de la  "Exposición internacional de Invenciones de Viena”, Nagelmakers presentó un prototipo de vagón dormitorio que resultó ser un verdadero éxito y en 1876 fundó la Compagnie Internationale des Wagons-Lits (CWTL) empresa dedicada a la construcción de vagones dormitorios y comedores que años más tarde se extendió a muchos países de Europa proveyendo y administrando vagones y servicios para los ramales ferroviarios. El 1º de noviembre de 1879 comenzó a circular el primer vagón comedor para la línea Great Northern Railway entre Londres y Leeds y el 1º de julio de 1880 los ferrocarriles alemanes ponen en circulación su primer vagón comedor en el tramo Berlin –Bebra.  

El vagón comedor propuesto en aquel momento estaba equipado con sillas y mesas pero los pasajeros debían proveerse de alimentos por su propia cuenta.  A mediados del siglo XIX, con la incorporación de nuevos ramales, se construyeron apeaderos o estaciones y en las más importantes, donde la locomotora debía abastecerse de agua, se instalaron restaurantes en los que se preparaban las comidas que el pasajero elegía de una carta durante el viaje y que luego se transmitía telegráficamente a la estación ferroviaria. Generalmente el tiempo para comer era muy corto, el suficiente que necesitaba la locomotora para aprovisionarse de agua de manera que había que apurar el trámite porque el tren partía indefectiblemente a la hora prevista  y más de un viajero podía quedar varado en la estación degustando un buen plato de salchichas con chucrut.  


Los que salieron beneficiados con esta modalidad de servicio  fueron los propietarios de los comedores que no solo hicieron un gran negocio con la comida que se ofrecía en sus establecimientos sino con el complemento de la  venta ambulante que mujeres y niños, portando cestos cargados de bocadillos y bebidas, ofrecían en los andenes a los pasajeros del tren.

A partir de  1880 la Com­pagnie Internationale des Wagons-Lits inauguró las primeras cocinas volantes, como se denominaron a los vagones comedores, que incluían una cocina de reducidas dimensiones y equipadas como en tierra,  pero era necesario que el tren se detuviese para que los pasajeros pudiesen apearse del vagón en el que viajaban  para subir al vagón comedor. Recién para 1892, cuando se incorpora el fuelle entre vagones, fue posible que los pasajeros pudieran cruzar de uno a otro en forma continua, aunque en la primera como en la segunda clase, solo se servían comidas frías para evitar que el olor de la cocina se propagara a todos los vagones. Recién para 1895, se permitió servir comidas calientes y se autorizó además,  la entrada al vagón comedor a los pasajeros de tercera clase.

Una de las empresas más importantes en el aspecto de restauración sobre rieles, fue la alemana MITROPA en cuyos  coches comedores se podía comer a la carta o elegir el menú diario. Los detalles y el cuidado en el montaje de las mesas llegaban a tal extremo que había personal destinado a la limpieza y pulido de la cubertería de plata y en cuanto a vajilla, para darle distinción al servicio, había sido especialmente diseñada y fabricada en porcelana. En la cocina trabajaban 6 personas durante 14 horas, principalmente hombres, en tanto que las mujeres cumplían tareas como ayudantes de cocina y de limpieza en el resto del tren.

Toda la responsabilidad recaía sobre el cocinero que preparaba las ensaladas,  salsas, carnes, pescados y pasteles en pocos metros cuadrados y en una cocina harto calurosa. La responsabilidad del coche comedor estaba a cargo del Maitre pero sin embargo los camareros eran los encargados de abastecer la cocina con género y bebidas que llegaban a los andenes.

Este sistema funcionó hasta principio de 1960  porque a partir de ese momento aparecieron las comidas congeladas y en consecuencia la tarea del cocinero mermó dado que todo venía preparado  y solo era necesario darles un golpe de horno.  Y como las nuevas tecnologías casi siempre van en detrimento del trabajador, se produjo una drástica disminución del personal quedando cubierta la cocina con solo 2 personas.  


Una cocina calurosa en poco espacio

IV

Con una Europa recuperada tras la segunda guerra mundial, a partir de l970 el turismo se masifica permitiendo que no solamente las clases acomodadas pudieran gozar de los beneficios de la restauración sino que se lo puso al alcance de la gente de menores recursos y el servicio comenzó a adquirir otras características, incorporando la venta de comidas y bebidas para ser consumidas en los camarotes pero administrada por la misma empresa de restauración que lo hacía con el vagón comedor.

En el corto período de dos años, los ferrocarriles alemanes introdujeron un nuevo concepto para algunos vagones comedores denominado Quick-Pick-Wagen, más conocido como autoservicio, en el cual el pasajero se servía por su cuenta platos de un variado buffet  que inmediatamente abonaba en la caja, pero el sistema no prosperó y fue radiado del servicio. 

En los trayectos de media y larga distancia  se incorporó el  snack bar y se hizo habitual la venta en todos los vagones, de pequeñas bandejas con cubiertos, vasos y cafetera de plástico, acompañados de bocadillos y pastas para los desayunos y meriendas.  

En la actualidad, algunas empresas de cercanías, como la Rheinbahn que hace el trayecto Düsseldorf – Krefeld en Alemania (en realidad se lo considera un  tranvía) ofrece un servicio de Bistró, es decir, un vagón provisto de una pequeña cafetería en el que se ofrecen además, platos fríos y calientes a precios relativamente bajos para viajes cortos, modalidad que se va extendiendo a otras líneas ferroviarias más allá de la Europa central. También por un corto tiempo funcionaron dos vagones comedores para el grupo Mc Donalds-Fastfood-Restaurant que pasado el momento de euforia también dejaron de circular.


Vagón bar del antiguo Trans Europa

V

Los especialistas en marketing de las empresas ferroviarias, en particular las concesionarias de tramos de explotación turística,  han concebido planes cuyo punto de atracción está basado en la oferta gastronómica acorde a la región por la que se viaja u organizando tours gastronómicos al estilo del Reihngold en Alemania, el Glacier Express de los ferrocarriles Réticos (Rhätische Bahn) en Suiza o el romántico Majestic Imperator de Austria, todos ellos poseedores de elegantes vagones comedores, en su mayoría construidos en los años 20 y reacondicionados, en los que se ofrecen exquisitos platos a la carta, preparados en las modernas cocinas rodantes equipadas con todos los adelantos técnicos.

Una de las variantes de estos tours consiste en recorrer ciudades y pueblos para admirar sus bellezas y pasado histórico allí donde el tren se detenga y además, degustar en restaurantes y posadas sobre el mediodía o noche los platos típicos de la región, como es el caso del Transcantábrico que recorre el norte de España saliendo de Santiago de Compostela en Galicia y  finalizando su recorrido de 8 días en León.

En resumen, el mundo de la restauración sobre rieles nunca se ha detenido ni siquiera durante los conflictos armados del siglo XIX y XX y su expansión sigue en franco progreso tratando de satisfacer las exigencias de un público cada vez más entendido y experimentado en materia gastronómica.


Interior del vagón comedor del Majestic Imperator

 

Agradecimientos:

Roberto Yommi   http://www.porlosrielesdelsud.com.ar 
Thomas Nosske  http://www.epoche2.de
Jürgen Zittwitz    http://www.mitropa-freunde.de
http://www.tirol.at

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