Gastronomía de Tingambato (México) y las fiestas a Santiago Apóstol en 2008

Estudio de Martha Delfín Guillaumin
Julio 2009

 


Ivy, Graciela y Martha en el campanario de la iglesia de Santiago Apóstol

Para Graciela, q.e.p.d.

Hace un año fui con unos amigos, compañeros de trabajo en la Universidad Intercultural Indígena de Michoacán (UIIM), al poblado de Tingambato[1], un lindo lugar de esa provincia, en el cual se aprecia el límite regional de las tierras cálidas y las tierras frías. Hace un año tuve la grata experiencia de conocer de cerca la muestra de religiosidad popular dentro de la celebración oficial católica cristiana; así, pude apreciar lo hermoso que decoraron la iglesia patronal dedicada a Santiago Apóstol, la cantidad de gente que participó en la procesión de las ceras, es decir, las velas que se llevaron al templo, la asombrosa mezcla del culto al Niño Dios y al santo en cuestión, el detalle de la vestimenta de los adolescentes vestidos como moros y, por supuesto, tuve el máximo agrado de agasajarme con la rica comida que ofrecieron las personas encargadas de vestir a la imagen del Niño Dios como moro Santiaguito mientras escuchaba las melodías que interpretaba el grupo musical.

 


Santiago Apóstol[2]
 

Santiago Apóstol es el santo patrono de Tingambato, su culto fue introducido a finales del siglo XVI por la orden agustina. Precisamente al poco tiempo de haberse hecho cargo de la evangelización en Tingambato se inició el culto a este santo quien hasta la fecha continúa siendo el patrono de ese poblado. Actualmente también existe el culto a la venerada imagen del Niño Dios, una hermosa representación que es asistida anualmente por el carguero o carguera[3] a quien corresponde garantizar su cuidado, obviamente, el resultado es tener la seguridad de que los habitantes de Tingambato y sus fieles en general recibirán sus bendiciones; esa es la creencia basada en una actitud católica cristiana, pero también en un comportamiento que forma parte de la religiosidad popular de las personas que participan de esta creencia.  

Ahora bien, sobre el culto a Santiago Apóstol se puede dar la fecha de 1581 como la inicial en cuanto a su celebración por parte de los habitantes de Tingambato puesto que el 10 de octubre de ese año[4], don Juan Bautista Fernández Pitagua, “cacique de los descendientes del monarca gentil y después católico Calztonci; en términos de este pueblo de Taretan, que se compone de matas frutales de plátanos”[5], donó un terreno para sembrar caña de azúcar al principio, pero luego se destinó para sembrar plátanos. Con el dinero de su renta y de la venta de estos productos se garantizó el monto que se ocuparía para celebrar a Santiago Apóstol. Esta huerta fue de los vecinos de Tingambato hasta 1858 cuando fue confiscada por el gobierno nacional durante el proceso reformista de desamortización de los bienes eclesiásticos y comunales.[6]

 


Documento de 1581 con el croquis de la huerta de Taretan[7]

Con lo que respecta al Niño Dios, lo que se sabe es que su culto surgió con fuerza en el siglo XX, en las primeras décadas, aunque por las opiniones sobre su inserción en la veneración de los vecinos de Tingambato se aprecia que tiene diversas explicaciones. De hecho, en los libros parroquiales que contienen el Pindecuario, las costumbres religiosas, de Tingambato en el período colonial y decimonónico, no viene ninguna referencia al Niño Dios.  

En cuanto al origen de esta imagen se manejan varias versiones. Existen autores como Aguilera y Próspero que opinan que esta representación del Niño Dios fue traída por los inversionistas extranjeros de origen estadounidense que se asentaron en la región a fines del siglo XIX para abrir los aserraderos que explotaron los recursos forestales de varias comunidades, entre aquéllos se hallaba la Maestranza de Tingambato. Esta actividad económica extranjera fue favorecida por la política económica porfirista, sin embargo, al estallar la Revolución Mexicana en 1910, los inversionistas que se habían enriquecido desmedidamente merced a la tala, huyeron del lugar y dejaron a la imagen del Niño Dios. Aunque también advierten que ésta pudo haber sido traída desde España por un trabajador de origen español que prestó sus servicios en la Maestranza[8]. Otra versión asegura que “la imagen ha estado allí desde siempre”. Hay quien afirma que el culto al Niño Dios empezó a cobrar fuerza luego del incendio de la parroquia de Tingambato en 1930.[9] 

 Actualmente el culto, la veneración a esta imagen religiosa, forma parte del imaginario colectivo y junto a la siembra y comercio del aguacate y la chirimoya representa una de las principales entradas económicas en la localidad por el turismo eclesiástico  que atrae y por las hermosas costumbres que conlleva como el darle pasteles dulces, gelatinas, atoles y regalos a los niños que celebran la Navidad en diciembre o el Día del Niño a fines del mes de abril. La veneración a esta sacra imagen no es sólo local o de la provincia de Michoacán, los creyentes provienen de otras partes del país, pero, sobre todo, hay fieles que viven en los Estados Unidos y son de origen michoacano. De hecho, el actual carguero del Niño Peregrino es un señor michoacano “norteño” que ha vivido en los Estados Unidos de Norteamérica, cerca de Seattle, Washington y se ha dedicado a la cocina en su negocio de venta de alimentos.


Señoras con Niño Dios y con churipo

 Así, en Tingambato, Michoacán se venera la imagen del Niño Dios, también conocido como el Niño Peregrino. Sus fieles lo vistieron de Morito santiagueño para esta celebración al patrono de Tingambato, Santiago Apóstol, el año pasado. En la casa donde fue vestido de esa manera se ofreció a los visitantes un rico churipo. Recuerdo que el riquísimo sabor del platillo y lo caliente que estaba al consumirlo ayudó bastante para soportar la fría y lluviosa tarde de ese día mientras se realizaba la procesión con las imágenes del celebrado Santiago Apóstol y el venerado Niño Peregrino. Además de la gente que fuimos para acompañar a los festejados, estaban los adolescentes vestidos como moros de una manera formidable con bordados hechos con lentejuelas en sus capas y que mostraban ambas imágenes sacras.


Adolescentes vestidos de moros santiagueños

Creo oportuno añadir esta cita de un artículo de Ernesto Martínez Elorriaga, corresponsal del Diario La Jornada, en el que presenta la opinión de la profesora Teresa Martínez Peñaloza sobre la comida michoacana vinculada con los pueblos originarios de esta localidad, en particular el churipo p’urhépecha:

Uchepos, corundas y churipo, parte del inventario gastronómico de Michoacán

Con gran variedad de ingredientes, la entidad posee una de las cocinas más ricas del país […]

Morelia, Mich.- Además de la variedad de climas, lagos y bosques místicos, pueblos mágicos y rica cultura indígena, Michoacán cuenta con una de las gastronomías más ricas del país. La profesora Teresa Martínez Peñaloza lo describe así: "Podemos disfrutar de unas enchiladas placeras con pollo frito y ensalada de papa, con zanahoria, sobre tortillas bañadas en chile guajillo y doradas al comal", platillo clásico que se vende todas las noches en uno de los portales de Pátzcuaro.

O bien, las deliciosas y tradicionales corundas, hechas con masa, manteca y sal, envueltas en largas hojas verdes de las plantas del maíz, bañadas con salsa y, si se quiere, acompañadas con un trozo de carne de puerco, platillo típico de la cultura purépecha que se puede saborear en cualquiera de los pueblos de la Meseta, de la Cañada de los Once Pueblos, en las islas o en la ribera del lago de Pátzcuaro.

El churipo también es un platillo tradicional de la región purépecha; se trata de un caldillo de chile rojo con carne de res y verduras. Y qué decir del pozole blanco o rojo -que se acostumbra en las zonas indígenas-, bien cocido en una especie de batido con carne de cerdo o de pollo.

En la zona lacustre también se consume el caldo de charal, el pescado blanco, los charales refritos, el caldo michi y los uchepos de sal y de dulce (especie de tamal), pero si no hay muchos recursos, los indígenas purépechas preparan una sopa tarasca: caldo de frijol, crema, trozos dorados de tortillas, rebanadas de aguacate y chile seco.

Cada región del estado cuenta con sus propias recetas tradicionales[10] 

Saboreé un rico atole para comer mi churipo, realmente fue una comida deliciosa; luego continuó la procesión con los jinetes vestidos de moros santiagueños, unos jóvenes que algún día serán cargueros seguramente. Los que íbamos en la fila llevábamos velas, las llamadas ceras. Luego en el templo pudimos ver cómo se colocaba a Santiago Apóstol en su lugar mientras el sacerdote ofrecía sus oraciones y los moros santiagueños bailaban al son de la música. Hace un año tuve esa gran oportunidad de apreciar este magnífico evento y consumir un rico churipo que generosamente fue brindado, como ya dije, por la familia que se hizo cargo de vestir al Niño Dios para que acompañara a Santiago Apóstol. Ojalá esa bella armonía se siga dando en la elección del o la carguera que cuide en su casa al Niño Peregrino.

 


 

[1] Tingambato se “localiza al norte del Estado, en las coordenadas 19°30’ Latitud Norte, 101°5’30” Longitud Oeste con una altura de 1980 m.s.n.m., su superficie territorial es de 254.77 Km² Perteneciendo al distrito 087 de Uruapan, Michoacán.

“[…] Limita al norte con Nahuatzen al este con Erongarícuaro y Pátzcuaro al Sur con  Santa Clara del Cobre y Ziracuaretíro y al Oeste con Uruapan. Su distancia a la capital del Estado es de 95 Km”,

Biol. Arturo Collazo Fuentes, coordinador municipal, Diagnóstico Municipal participativo para el desarrollo rural sustentable, 2007. Municipio de Tingambato, Tingambato, Michoacán, noviembre de 2007, p. 3.

La cabecera municipal de Tingambato está dividida en 4 barrios atravesados por la antigua Calle Real: Barrio 1° San Antonio; Barrio 2° San Isidro; Barrio 3° San José; Barrio 4° Virgen de Guadalupe.

“Al parecer el nombre deriva de Tinganio que en lengua tarasca quiere decir " Lugar donde termina el fuego" como referencia a las condiciones geográficas del lugar, donde comienza la tierra fría y termina a la tierra caliente.” Véase: http://www.turismoenmexico.com.mx/michoacan/tingambato/

Pero según otra fuente la palabra Tingambato es de origen chichimeca y quiere decir “cerro de clima templado”. Véase: Enciclopedia de los Municipios de México: Michoacán, © 1999. Centro Nacional de Desarrollo Municipal, Gobierno del Estado de Michoacán

http://www.emexico.gob.mx/work/EMM_1/Michoacan/Mpios/16090a.htm Consultado el 25 de Julio de 2009) 

[2] Tingambato, Michoacán, 24 de julio de 2008. Las que siguen son fotografías tomadas por Martha Delfín Guillaumin.

[3] Es el nombre que en Michoacán reciben las personas encargadas de cuidar y garantizar la veneración a las imágenes sacras. Sería una especie de mayordomía.

[4] Archivo Histórico de Santiago Apóstol de Tingambato (AHSAT), Caja 27 “Disciplinar: cuentas, cofradías, donación al Sr. Santiago, circulares. 1551-1983”. La fecha escrita en la caja está equivocada, la correcta del documento al transcribirlo es 1581.

[5] AHSAT, Libro del “Proceso de la huerta de Santiago Tingambato”, caja 26, “Disciplinar: providencias, visita pastoral, cuentas. 1754-1962”. El texto ha sido transcrito utilizando la ortografía actual. No se incluye el número de foja porque el documento presenta severos daños en la esquina superior derecha debido a la mordedura de un roedor muy probablemente

[6] El documento se halla en el AHSAT, la fecha es del 8 de enero de 1858 y se encuentra en la caja 26 “Disciplinar: providencias, visita pastoral, cuentas, 7 vol. 1754-1962”

[7] Estos documentos han sido revisados por Martha Delfín Guillaumin, a quien correspondió el trabajo de archivo en la investigación sobre el Niño Dios de Tingambato que se llevó a cabo en el segundo semestre del 2008 y está en proceso todavía. Esta investigación es sobre el sistema de cargueros (mayordomos) y la veneración al Niño Dios de Tingambato, las costumbres, la religiosidad popular, la historia oral y documental vinculada a este fenómeno social. La investigación forma parte de un proyecto de la Universidad Intercultural Indígena de Michoacán y la Dirección de Asuntos Religiosos del Gobierno de Michoacán de Ocampo.

AHSAT, Caja 27 “Disciplinar: cuentas, cofradías, donación al Sr. Santiago, circulares. 1551-1983”. Las fotos digitales de estos documentos han sido sacadas por Martha Delfín Guillaumin. La fecha correcta debe ser 1581 y no 1551 puesto que el más antiguo documento que se haya en el archivo es de 1581.

Llama la atención que quien originalmente redactó este documento haya usado como medida de longitud a la parákata.

“En principio he sabido que la parácata es un árbol de Michaocan cuyo nombre científico es 'Erythroxylon compactum' creo que es de la familia de las rosáceas. Dato proporcionado por Carlos Azcoytia, director de Historia de la cocina.

Bladimiro Felipe Cruz, originario de Comachuén, Municipio de Nahuatzen, me comentó que una parákata es una medida de longitud que equivale a un paso grande de hombre, aproximadamente 1.20 m También, según el profesor Felipe Cruz de la UIIM, se le dice ma arát’arikua, que significa un paso de hombre. A una brazada se le llama también parákata en p’urhépecha (entrevistados el 31 de julio de 2008 en la UIIM).

“Parahcata. Mariposa, suerte de tierra”, Diccionario grande de la lengua de Michoacan, por autor o autores desconocidos, introducción, paleografía y notas J. Benedict Warren, Colección “Fuentes de la Lengua Tarasca o Purépecha”, Morelia, Michoacán, Fimax Publicistas, 1991, tomo II, tarasco-español, p. 403.

[8] Ing. José Luis Aguilera Montañez, Lic. Rocío Próspero Maldonado, El milagroso niño Dios del pueblo de Tingambato y sus tradiciones, México, Consejo para la conservación de las tradiciones del pueblo de Tingambato Mich., A.C.-Secretaría de Cultura del Gobierno del Estado de Michoacán, 2006, pp. 3-5.

[9] Estas versiones han sido registradas durante las entrevistas realizadas por el Dr. Amaruc Lucas Hernández, miembro del proyecto de investigación, a distintos vecinos de Tingambato en los meses de julio y agosto de 2008.

 

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