Historia de la morcilla de patata o patatera

 Estudio de Carlos Azcoytia
Marzo 2011

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Haciendo una muy extensa investigación sobre la historia de la patata en Europa me topé con una nota editada en ‘El semanario de agricultura y artes dirigido a los párrocos’, tomo III, edición de 1798, página 64, en la que bajo el título ‘Advertencia sobre patatas’ el Presbítero de Burgo de Osma (Soria), Joaquín Minguez, cuenta a dicho semanario su experiencia y que cito textualmente: “Hace seis años que faltando arroz y cebollas con que hacer morcillas en aquel pueblo (se refiere a Burgo de Osma), dispuso que se cociesen patatas, y mondadas las deshizo en una servilleta, dexándolas como harina: con ellas mandó hacer las morcillas, y aunque se tuvo como una extravagancia, que mereció la risa de todos, salieron tan delicadas, que muchos han seguido su exemplo, y se ha advertido que se conservan frescas y suaves algunos meses, lo que no sucedía con las otras”.

Dado que el trabajo está publicado el 25 de enero de 1798 y según he podido comprobar la cadencia entre la entrada de un trabajo para publicar y su edición se aproximaba a menos de seis meses, podría calcularse que se recibió dicha misiva en la redacción después de mediados de 1797, de donde se puede deducir que el invento data de la matanza de 1791, sobre el mes de noviembre.

Pocos alimentos pueden fecharse de forma tan fehaciente como este pese a que, como casi todo, otros quieran arrogarse la idea en un constante hurto histórico y así podemos leer como algunos arrogan dicho descubrimiento a los extremeños, sólo hay que buscar en Internet para conocer a esos ‘eruditos’ que escriben de oídas siendo sordos; los hay que dicen que son del Valle del Guadiato, de La Serena, etc. sin bases convincentes para lo que cuentan, como casi todo lo que hacen.

Lo que no sabía este hombre, Joaquín Minguez, es que más de 200 años después de su tímida misiva a un semanario dedicado a la agronomía, que pasó casi inadvertida, serviría su testimonio de ayuda y datación de dicho embutido, sobre todo porque hasta con miedo al ridículo termina diciendo: “Publiquen Vms. esta aviso, aunque le llamen ‘aviso de morcilla’, que nada importa, con tal que se sepan aprovechar de él, que es el fin que yo tengo, y que debe tener todo hombre que ama á sus semejantes”.

Para terminar sólo resta contar que éste tipo de morcilla se hace con sangre y magro de cerdo, pimentón dulce o picante, grasa del mismo animal, sal, pimentón y evidentemente pasta de patatas que previamente han sido cocidas y peladas y que forman el 50% del preparado.

Se toman crudas en tapas y entremeses, con vino tinto a ser posible y si es extremeño mejor. 

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