Artículo de Graciela Pacheco Balbastro
Agosto de 2007

 

Tres recetas fieles al recuerdo

 


Para ver el curriculum de Graciela Pacheco mire aquí

¿Por qué reuní estas recetas?

“Mi madre que era muy criolla
echaba amor a la olla”

Tejada Gómez

 Las recetas que incorporo en este sitio no son las de mi madre, buena cocinera ella también, ni son las trovadas por Tejada Gómez. En realidad son las recetas que aprendí de mi suegra y no son puntanas, sino correntinas. Pero comparten un mismo ingrediente con las del poeta: el amor que se echa en la olla. 

Las aprendí de soltera, con la aviesa y confesa intención de llegar al corazón de mi novio a través del estómago. Parece que lo logré, pues entre chipá y kibebe mi marido marchó contento al altar. 

Pero ahora quiero que las hereden mis nietos. Son las recetas de la bisabuela Haydée. Pero como ninguna receta está escrita a fuego sobre las tablas, reciben contentas los gestos creativos que trae la transculturación, porque de todas maneras…a nadie les saldrán como a ella.

Chipá quesú (*)

(Bollitos correntinos, de queso) 

Transmitida en forma oral y enseñada en la práctica por Haydée López Cadenas de Balbastro. Registrada por Graciela Pacheco de Balbastro.

 Ingredientes:

 Medio kilo de almidón de mandioca (almidón o fécula. Son sinónimos) (**)

Cuarto kilo de queso semiduro (criollo, Mar del Plata, etc.)

200 grs. de margarina (mantequilla vegetal)

1 pocillo de leche

Sal gruesa, cantidad necesaria

3 huevos

jugo de un limón

200 grs. de queso rallado.

Anís, optativo.

Se prepara una salmuera con la leche. Se corta en cubitos muy pequeños el queso semiduro.

Se mezcla la margarina suavemente con el almidón de mandioca (**), los huevos sin batir, el jugo de limón, el queso rallado,  la leche y el queso en “concassé”, diría un cheff. Sin amasar ni sobar demasiado se debe obtener un bollo muy tierno y pegajoso.

Se enmanteca una asadera mientras el horno toma temperatura.

Se arman bollitos (la forma y el tamaño dependen del gusto de cada uno. Nosotros los hacemos parecidos a los “scons”). Y cuando el horno está bien caliente (180 grados o un poquito más) se introduce la asadera. Los chipacitos estarán cocinados cuando los trocitos de queso estallen abriéndose paso entre la masa y tomen un color ligeramente dorado.

***ooo00ooo*** 

A veces en lugar de asadera,  se lleva al horno, sobre una inmensa hoja de banano, si el horno es el casero, de tierra.

 

(*) Mi suegra no llamaba a estas tortitas “chipá quesú”. Simplemente les decía, por antonomasia, “chipá”, palabra aguda, a diferencia de la acentuación paraguaya que es grave. Usé el modificador directo “quesú” para diferenciarlas de los otros chipá.

Chipá o chipa significa torta, bollo, en guaraní 

(**) Mandioca, (del guaraní mandiog). En Centroamérica recibe el nombre de yuca (voz haitiana)

 

Mbaipuí

Por muchos años, esta receta no podía ser hecha en Paraná, donde vivíamos por entonces, hasta que no llegaba alguien trayendo la exótica harina de maíz poºí. Harina poí, harina delgada, harina fina. También se la llamaba harina de maíz paraguayo. Y no confundir con poh^e (bueno, el acento circunflejo va sobre la e, pero mi PC no entiende eso y como ella tiene vida propia, lo pone donde más le gusta) que significa “persona con buena mano en la cocina”. Esta harina de maíz es diferente a la que conocemos como harina de maíz para polenta. Su color es más suave que el amarillo naranja de la otra.

Ingredientes

para 3 personas:

 

1,250 litro de agua fría

0,250 l. de leche

2 cebollas de cabeza (y con las de verdeo queda muy rico, también)

1 cucharada sopera de aceite de buena calidad, neutro (maíz, girasol)

1 nuez de manteca

Sal, cantidad necesaria

300 grs, de carne de cordero o de pollo o vacuna (en ese orden de preferencia)

1 taza colmada de queso cortado en cubitos

3 cucharadas soperas de queso rallado

5 pocillitos (medida de los de café negro) de harina de maíz poí más una cucharada sopera si las tacitas son muy pequeñas.

Una cuchara de madera de mango largoooooooooo, ya se dará cuenta por qué.

 

 

 

Preparación 

 

·        Picar finamente las cebollas y reservar.

·        Desmenuzar la carne, cortándola en hebras. (Persio Villalba, de la Pulpería 1772 , Santa Ana de los indios Guácaras, Corrientes,  aconseja triturarla en mortero) y poner en lista de espera.

·        Poner a calentar la olla sobre el fuego, que si es de leña, mejor.

·        Agregar el aceite y dejar marchitar en él las cebollas.

·        Sumarle la carne cortadita, mezclar sin dorar, que quede apenas gris.

·        Agregar el agua y en este sofrito acuoso volcar poco a poco los tres pocillitos de harina de maíz con el refuerzo de la cuchara.

·        Póngase un traje antiflama o de caminata lunar para revolver continuamente. La preparación parecerá el volcán queriendo terminar con Pompeya.

·        Y revuelva, y revuelva... no afloje, ch´amigo.

·        Poner la sal.

·        Adicione la leche y siga revolviendo. ¿Ya probó hacerlo en forma de “8”? ¿Qué ya probó de todas formas, me dice? ¡ Ah!, que es trabajo de mujeres porque es pesado, quemante y re-jorobado?

·        Si ya está el maíz cocinado, suave al paladar, usted triunfó. Debe quedar con una consistencia parecida a la polenta blanda. Retire del fuego

·        Póngale ahora la nuez de manteca y todo el queso en cubitos. Mezcle una vez más.

·        Para servir, lo más lindo son las cazuelitas de barro, con un buen copete de queso rallado.  

..............y sirva la segunda porción, sólo y ¡sólo!si................ con los aplausos le reconocieron esfuerzo!!!!!!!!!!!.

 

Quibebe (*) 

Graciela Pacheco de Balbastro, alumna memoriosa de las recetas de Ángela Haydée López Cadenas de Balbastro

Ingredientes

 

Un montón de amor por las cosas nuestras

Un buen “cacho” de experiencia y sentido común pues de medidas... ¡ nada!

Un puñado de las mejores intenciones de quedar bien con el marido correntino, casado con una porteña-entrerriana, santafesina por propia elección.......que de esto de comidas correntinas no tenía ni noticias, antes de ponerse de novia.

Nada, pero nada de timidez a la hora de preguntar, averiguar, sacar birome para escribir los consejos de los que saben.

Imprescindible: encontrar un marido que pondere, así nos deja con ganas de seguir intentando. 

·         Y menos importante es conseguir un lindo zapallo, de esos de carne bien prieta, que no sea aguachento. Y si usted no le tiene miedo a lo dulce en la comida, hasta una buena calabaza se presta para esta delicia.

·         Cebollas picadas en pequeños cubitos.

·         Algo de aceite

·         Algo de manteca (si el colesterol se lo permite)

·         Un montón de zapallo rallado o cortado en “concassé” dirían los cheff. (ojo, que puré de zapallo no es lo mismo, no haga el trabajo del haragán).

·         Queso criollo, Mar del Plata o de rallar muy poco oreado (la cantidad que le permita el bolsillo y su propio gusto).

·         Sal fina, cantidad necesaria.

·         (Yo le pongo un toque de pimienta recién molida y un poquito de nuez moscada, contraviniendo las instrucciones de Haydée, pero me gusta la mezcla de lo dulce y picante)

·         Una olla de hierro, “la morocha”, es lo mejor ¡pero cuidado con el calor, pues seguirá cocinando hasta después de apagar el fuego!. Y ni le cuento que si a todo esto lo pone sobre unas brasitas, humm!!!!! de rechupete.

Preparación:

 

·         Picar la cebolla como para salsa.

·         Poner la olla al fuego. Cuando esté caliente, poner el aceite y la manteca.

·         Agregar la cebolla y dejarla “sudar”, que no se dore. Que quede marchita.

·         Sumarle el zapallo finamente picado. Bajar la intensidad del fuego para permitir que suelte el líquido con el que se irá cocinando.

·         Salar.

·         Revolver pacientemente, como si se tratase de una polenta.

·         Si se seca demasiado, humedecer con agua bien caliente y seguir revolviendo.

·         Cuando el zapallo esté como un puré suave, cocinado y apetitoso, retire del fuego y adicione el queso cortado en cubitos.

·         Mezcle y deje descansar 5 minutos con la olla tapada. ¡ Buen provecho!

 

 

 

(*) Quibebe... ¿o kibebe? La ortografía del guaraní no ha sido fijada aún, así que es difícil encontrar la forma “académica” de consignar las palabras por escrito.

En el diccionario encontré que “ki” significa brote verde, inmaduro. Pero no logré encontrar el significado de este nombre. 

Estando en la preciosa Santa Ana y almorzando en la pintoresca Pulpería de 1772, su dueño compartió con nosotros muchos de sus conocimientos. Para esta comida, por ejemplo, me dijo “se hace con zapallo andaí”. 

He encontrado otras recetas de quibebe, en las que el cocinero hace el sofrito de cebollas, tomate, ajo y carne picada. Para espesarlo agregan leche con fécula de maíz y huevos batidos. Pero la que hacía mi suegra es la que consigno más arriba y es la que se hace habitualmente en mi casa.

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