Estudio de Miguel Krebs
Agosto 2009

Historia del hambre en España y la ayuda Argentina tras la guerra civil

  

España estuvo condenada desde el mismo momento que finalizó la guerra civil. Por un lado, la secuela de asesinatos, destrucción e injusticias cometidas por el bando victorioso que sumió a gran parte de país en la pobreza, el hambre y la enfermedad, y a nivel internacional, una vez finalizada la Segunda Guerra Mundial, España fue aislada por la mayoría de los países pertenecientes a las Naciones Unidas, sin tener en cuenta que la condena no recaía solamente sobre los responsables del genocidio, sino sobre un pueblo, que además de soportar las arbitrariedades y castigos de los vencedores, fue ignorado por los países aislacionistas.  

Los términos de la resolución 39 (I) de la Asamblea General de la  Organización de las Naciones Unidas sobre la cuestión española recomendaba   “que se excluya al Gobierno español de Franco como miembro de los organismos internacionales establecidos por las Naciones Unidas o que tengan nexos con ellas, y de la participación en conferencias u otras actividades que puedan ser emprendidas por las Naciones Unidas o por estos organismos, hasta que se instaure en España un gobierno nuevo y aceptable.

Recomienda que todos los miembros de las Naciones Unidas retiren inmediatamente a sus embajadores y ministros plenipotenciarios acreditados en Madrid.

Quincuagésima nona reunión plenaria, 12 de diciembre de 1946.

Al mismo tiempo, EEUU preparaba el plan de ayuda a los países europeos afectados por la guerra, que luego se conoció como Plan Marshall, puesto  en práctica en julio de 1947 y en el que España quedaba excluida.

Ante el aislamiento internacional y teniendo en cuenta que la situación política y social ponía en peligro la seguridad interna del país frente a un posible estallido social, Franco hace uso del concepto de Hispanidad para sacar las papas del fuego, pidiendo ayuda a los países Latinoamericanos. Este concepto había comenzado a tomar cuerpo en 1939 y avanzó a lo largo de la segunda guerra mundial, creándose asociaciones y organismos para la búsqueda de un mayor acercamiento hacia América Latina.

Durante la Segunda Guerra Mundial, México se vio favorecido por los EEUU, cuando el gobierno argentino manifestó solapadamente  sus preferencias por el Eje Berlín-Roma, cuestionando las directivas que Norteamérica impartía al conjunto de las naciones latinoamericanas para luchar contra el fascismo. Esta postura de rebeldía, se tradujo en una merma en el suministro de materias primas, quedando Argentina desabastecida de insumos para la industria y el transporte.

Sin embargo, el único país que le extendió la mano y sacó al Generalísimo del atolladero, fue precisamente Argentina, ya que México, que tenía posibilidades de satisfacer las necesidades urgentes del pueblo español, nunca reconoció al gobierno de Franco y siguió las directivas de la Asamblea de las Naciones Unidas, al retirar a su representación diplomática.

El 30 de abril de 1946, el gobierno saliente con la aprobación de Perón recién elegido, le concede a España un préstamo de 350 millones de pesos cuyas cláusulas no fueron dadas a publicidad en un primer momento, debido la delicada situación internacional.

Este primer préstamo fue otorgado por tres años a muy bajo interés, para la provisión hasta 1947, de 400.000 toneladas de trigo y otras 300.000 en 1948, siempre que se mantuviese el abastecimiento interno de Argentina. Se le agregaron 120.000 toneladas de maíz para 1947 y 100.000 más para 1948, contemplando en estos convenios además, la provisión de carne congelada, legumbres, aceite comestibles y otros productos. España tenía la libertad de cambiar de proveedor si éste tenía precios más bajos que los ofrecidos por Argentina.

Estas iniciativas no fueron muy cuestionadas por Gran Bretaña y EEUU, que pocos años más tarde llegarían a reanudar sus relaciones diplomáticas y comerciales con España, porque ambos temían un golpe de estado con el consiguiente peligro del rebrote de otra guerra civil que dejara abonado el terreno al comunismo. Gran Bretaña dio de alguna manera su apoyo tácito, presionando sobre los EEUU para que no cortara el abastecimiento de petróleo hacia la Argentina, que necesitaban sus barcos  para el traslado de alimentos a la península. 

En este plan Marshall vernáculo, Perón vislumbró un excelente negocio que remató con el envío, como embajadora de buena voluntad, a su esposa Eva Duarte, protectora de los humildes y defensora de lo trabajadores. La prensa española de la época no dejó de elogiar a Evita, que llegó acompañada de un cargamento de maíz, trigo, lentejas sin bichos y carne, para un pueblo hambreado. 

Del periplo que Eva Duarte realizó por España, no hubo ciudad o pueblo que no dejara de victorearla, reconociendo en ella una verdadera abanderada de la justicia social. Durante su gira, realizó una visita a la Fábrica Nacional de Pólvoras y Explosivos de Granada, donde su director, el coronel Llamas de la Torre, (vaya nombre para una fábrica de explosivos), pronunció un discurso que bien podía haber sido la letra para un bolero de la época, en el que dio rienda suelta a su vena poética y de alguna manera, expresó un sentimiento que estaba presente en la mayoría de la gente.

“ Señora, por el bien a que habéis consagrado vuestra vida, por la bondad de vuestros hermosos sentimientos y por vuestra belleza moral, que iguala a vuestra belleza física, sois el acabado conjunto armonioso que hace aclamar: ¡ Eva Duarte de Perón, Tu eres la paz!” 

Sin embargo, a lo largo de sus 18 días de estadía (8 de junio al 26 de junio de 1947), la abundancia de comida en cenas y almuerzos ofrecidos en su honor, daba la impresión de que el pueblo español estaba sometido solo a una leve dieta.  Basta tomar como ejemplo la cena servida en el salón Mudéjar en la Plaza de América en Sevilla, en el que 84 comensales, se deleitaron con un menú compuesto de consomé, caviar, paté, salmón del Bidasoa y pularda, regado con abundantes vinos españoles y champagne.

Para rematar el festín se presentó un enorme pastel llevado por unos pajes, que como en las grandes películas musicales de los años 40, dejó surgir de su interior a dos afamados artistas de la época, Narci Díaz y Naranjito de Triana, que batiendo palmas, cantando y bailando, le rindieron honores a la “Perona”. Como en los viejos tiempos, mientras la nobleza festejaba, el pueblo esperaba que alguien le tirara las sobras. Seguramente el Caudillo habrá dado la orden: Si hay pobreza, que no se note.  

Al año siguiente, el 9 de abril de 1948,  se firma el Protocolo Franco-Perón, que es un adicional al de 1946, por el cual Argentina ampliaba su crédito a 1750 millones de pesos (4500 millones de Pesetas) para comprar víveres y materias primas.

Dentro de este convenio, España estaba en condiciones de exportar a la Argentina bienes no esenciales por valor de 70 millones de pesos por año, además de equipos ferroviarios, hierro, palanquilla, chapa negra, plomo, corcho, productos textiles, madera, zinc, mercurio, maquinaria agrícola y que cerraba con la construcción de barcos en sus propios astilleros, que integrarían la nueva Flota Fluvial Argentina.

España concedía a su vez un puerto franco en Cádiz por 50 años, cuya primera etapa contemplaba una superficie de un millón de metros cuadrados con instalaciones propias no solo para carga, descarga y almacenamiento de sus productos en silos y frigoríficos, sino, que los mismos podían ser transformados para su inmediata distribución a los mercados europeos.

La Vanguardia, afirmaba que con este protocolo “...quedan aseguradas para España las elementales necesidades alimenticias por un cuatrienio, aun en las peores circunstancias que pudieran presentarse.”

De esta manera cada gobernante aprovechó los resultados del convenio llevando agua para su molino y promocionar activamente los beneficios de sus respectivos regímenes, en particular, Franco, que a través de su maquinaria propagandística, logró tapar por un tiempo, la grave situación económica por la que estaba atravesando España.

Pero si bien no todas las cláusulas fueron respetadas, más allá de las desavenencias posteriores entre ambos países, que casi los lleva a la ruptura diplomática, el pueblo español siempre recordará, que en los momentos más álgidos de su historia, hubo un país con clara conciencia social que supo acercarle un plato de comida.


NOTA: Las fotos que figuran en este trabajo pertenecen al Instituto Nacional Juan Domingo Perón de Estudios e Investigaciones Históricas, Sociales y Políticas.

Bibliografía:

Consejo de la hispanidad: Mercedes Barbeito Diez

Los años del miedo: Juan Eslava Galán

Historia general de las relaciones exteriores de la República Argentina: Grupo Editor Latinoamericano

Hemeroteca de La Vanguardia

Youtube.com

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