Los primeros alimentos de reyes y nobles en el Siglo de Oro en España: Las nodrizas

Carlos Azcoytia

Es interesante, dentro de la historia de la gastronomía, estudiar la primera alimentación de los niños de las clases pudientes españolas en el Siglo de Oro y que se prolongó hasta  bien entrado el siglo XX. Esta alimentación no era otra que la leche humana facilitada por mujeres cuya profesión era la de nodrizas; estas eran cuidadosamente seleccionadas dada la elevada mortandad infantil y su posición en la Corte.

Ya en 'Las Partidas' de Alfonso X El Sabio se dice: "En que manera deven ser guardados los fijos de los Reyes.- Facer deve el Rey guardar sus fijos... e los que primeramente deven facer esta guarda ha de ser el Rey e la Reyna... deven aver tales amas que ayan leche asaz, e sean bien acostumbradas e sanas, e fermosas, e de buen linaje, e de buenas costumbres, e señaladamente que non sean muy sañudas... Ca si ovieren abondanza de leche e fueren bien complidas e sanas, crían los niños sanos e rezios. E si fueren fermosas e apuestas, amarlas han mas los criados e avran mayor placer cuantos la vieren... E si non fueren sañudas criarlos han mas amorosamente, e con mansedumbre que es cosa que han mucho menester los niños para crescer..."

Pese a las recomendaciones desde muy antiguo de los galenos sobre la inconveniencia de no dar de mamar a los hijos, las mujeres de las clases opulentas del país prefería, por comodidad y por estatus, tener esta servidumbre que por regla general acompañaban a sus hijos durante toda su vida, formando parte casi familiar del niño/a amamantado, incluso se daban casos de lazos de hermandad entre los niños amamantados por estas mujeres a los que se les llamaban hermanos de leche.

En 1541se edita un libro escrito por Damián Carbón titulado 'Libro del Arte de las Comadres y del Regimiento de las premiadas y paridas y de los niños", libro importantísimo porque es el primer tratado en castellano sobre obstetricia y ginecología, pese a que su autor jamás asistió a un parto, en el que se hacen las recomendaciones pertinentes para hacer una buena elección de estas mujeres lecheras y donde menciona que además de un agradable aspecto deben de tener buen carácter y no ser tristes ni tímidas, ya que estas cualidades influían en los amamantados por lo humores que se transmitían por medio de la leche.

En 1504 se edita un libro de Juan de Huarte de San Juan (¿1529-1588)  titulado 'Examen de ingenios para las ciencias' dedicado a Felipe II en el que dedica estas recomendaciones para buscar una buena nodriza: "Tercero que conviene es buscar un ama moza, de temperamento caliente o seca, o (según nuestra doctrina) fría y húmida en el primer grado, criada a mala ventura, acostumbrada a dormir en el suelo, a poco comer y mal vestida, hecha a andar al sereno, al frío y al calor. Esta tal hará la leche muy firme y usada a las alteraciones del aire, de la cual manteniéndose muchos días los miembros del niño, vernán a tener mucha firmeza. Y si es discreta y avisada, le hará mucho provecho al ingenio; porque la leche de ésta es muy enjuta, caliente y seca, con las cuales dos calidades se corregirá la mucha frialdad y humidad que el niño sacó del vientre de su madre. Cuánto importe a las fuerzas de la criatura mamar leche ejercitada, pruébase claramente en los caballos, que, siendo hijos de yeguas trabajadas en arar y trillar, salen muy grandes corredores y duran mucho en el trabajo; y si las madres están siempre holgando y paciendo en el prado, a la primera carrera no se pueden tener. El orden, pues, que se ha de tener con el ama es traerla a casa cuatro o cinco meses antes del parto y darle a comer los mesmos manjares de que usa la preñada; para que tenga lugar de gastar la sangre y los demás humores que ella tenía hechos de los malos alimentos que antes había comido, y para que el niño, luego en naciendo, mame la mesma leche de que se mantuvo en el vientre de su madre, a lo menos hecha de los mesmos manjares".

Abundando sobre este libro, el más traducido de su época, encontré sorprendentes consejos de todo tipo en lo referente a la unión de hombres y mujeres que hasta da vergüenza ajena el leerlo, y para muestra baste un botón, transcribiendo la forma de saber si una mujer es estéril, aunque esté fuera del cometido de este estudio pero por lo anecdótico del tema merece la pena leerlo: "En la mujer que no pare estando casada, manda hacer Hipócrates dos diligencias para conocer si es por falta suya o porque la simiente de su marido es inhábil para engendrar. La primera es sahumarse con encienso o estoraque, ciñiéndose bien la ropa y que las sayas arrastren por el suelo, de manera que ningún vapor ni humo pueda salir; y si dende a un rato sintiese el sabor del encienso en la boca, es cierta señal que no es por falta suya el no parir, pues el humo halló los caminos del útero abiertos, por donde penetró hasta las narices y la boca. La otra es tomar una cabeza de ajos mondada hasta lo vivo y ponerla dentro del útero al tiempo que la mujer se quiere dormir; y si otro día sintiere en la boca el sabor de los ajos, ella es fecunda sin falta ninguna. Pero estas dos pruebas, puesto caso que hiciesen el efecto que dice Hipócrates, que es penetrar el vapor por la parte de dentro hasta la boca, no arguye esterilidad absoluta del marido ni fecundidad entera de la mujer, sino mala correspondencia de ambos a dos. Y, así, tan estéril es ella para él como él para ella; lo cual vemos cada día por experiencia, que, casándose él con otra, viene a tener hijos. Y lo que más espanta a los que no saben esta filosofía natural es que, apartándose dos con título de impotencia, y casándose él con otra y ella con otro, han venido ambos a tener generación. Y es la causa que hay hombres cuya facultad generativa es inhábil y no alterable para una mujer, y para otra es potente y prolífica; como lo vemos por experiencia en el estómago, que para un alimento tiene el hombre grande apetito, y para otro, aunque sea mejor, está como muerto".

En las capitulaciones del matrimonio fallido entre la infante María, hermana de Felipe V, y Carlos, príncipe de Gales, en el año 1623 encontré este curioso apartado referente a las amas de cría: "...que las amas de dieren leche y criaren a los hijos de la serenissima Infanta puedan ser católicas y toque a su Alteza el elegirlas, o sean inglesas o de la nación que su Alteza quisiere y pertenezcan a su familia y gosen de los privilegios della".

Entre la correspondencia de la Princesa de Ursinos, Camarera Mayor de María Luisa Gabriela de Saboya, primera esposa de Felipe V, con Madame Maintenon, se puede leer las dificultades que tuvo para encontrar en España una buena nodriza para el heredero a la corona: "El clima en que han nacido les hace hervir la sangre en las venas y deja a la mayoría de las mujeres en un estado que puede alterar fácilmente la bondad de su leche, además sus senos son pequeños por naturaleza y no tienen la cantidad de la de los países menos calientes".

En 1629 se publica en Jaén un tratado de Juan Gutiérrez de Godoy, médico del Cabildo de la Catedral, que lleva por título: 'Tres discursos para probar que están obligadas a criar sus hijos a sus pechos todas las madres, cuando tienen buena salud, fuerzas y buen temperamento, buena leche y suficiente para alimentarlos". Este pequeño tratado se divide en tres partes bajo los siguientes epígrafes: "La leche de las madres estando sanas es la mejor"; "Cuanta crueldad y desamor es no criar las madres a sus hijos. Carecen de piedad y religión";  "Graves daños e inconvenientes se siguen de criarlos con leche agena". El tratado guarda relación con el capítulo que cierra el libro de Juan de Huarte 'Examen de ingenios para las ciencias', titulado "Donde se declara qué diligencias se han de hacer para conservar el ingenio a los niños después de estar formados y nacidos" del que ya hemos hablado.

La importancia que tenían estas mujeres es tal que al recibimiento que se les hace en palacio se les presenta a los reyes y la primera noche cenan con la Camarera Mayor, teniendo beneficios especiales, como el privilegio de hidalguía con exenciones de tributos o cargos para sus hijos en la Casa Real.

Actuaban hasta el destete de la criatura, que solía ser sobre los tres años de edad, por lo cual se les recompensaba no sólo con un sueldo, sino también con la comida y el alojamiento. Sobre la nodriza de la Infanta Margarita, la que posa en lugar central del cuadro de Velázquez las Meninas se le da las siguientes raciones de comida: 4 gallinas, 4 libras de carnero, 1/4 de tocino, dos de fruta, 2 panes de boca, 12 1/2 libras de carbón, 1 1/3 onzas de cera, 2 2/3 onzas de sebo y al mes media libra de pimienta, 2 de azafrán y 100 ducados.

También es cierto que desde su posición de privilegio estas mujeres medraban en la corte y como ejemplo tenemos a Ana de Guevara, nodriza de Felipe IV, la cual intervino contra el Conde Duque de Olivares. Este privilegio es tal que el nieto de la infanta Carlota Joaquina (en 1775), Fernando Muñoz, duque que Riansares fue el segundo marido de la esposa de Fernando VII.

La nodriza Francisca Ramón asiste a la jura como Princesa de Asturias de la futura reina Isabel II cuando ésta sólo tenía tres años.

Estas mujeres, hasta el reinado de Fernando VII, solían ser de Burgos o la provincia, las cuales mantenían sus vestimentas de serranas, para pasar a ser de Santander, las cuales vestían sus vestimentas de pasiegas.

En la Casa Real española la última vez que se tiene noticias de estas mujeres se tienen de un informe de Jefe de Cocinas de Alfonso XIII donde se puede leer, en francés, lo que se les sirve a las tres nodrizas, una matrona, dos doncellas y tres domésticas como desayuno: 9 panes largos, 5 papeles de a doce de biscuit, 10 onzas de chocolate, 2 litros de leche, dos litros de café, 9 coquilles de mantequilla, 36 galletas variadas, 14 huevos frescos, 25 picatostes, 2 piezas de azucarillos y azúcar gras, 1 plato de carne fría. Como almuerzo para las institutrices y ama según menú de los señores, además cocido todos los días para el ama y 8 manzanas asadas todas las semanas.

Como se puede comprobar eran personas muy requeridas y cuidadas por los servicios inestimables que prestaban.


Desayuno de futuro rey Alfonso XIII

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