LA MÁGICA MUÑA

 La conservación de los diversos tubérculos fue siempre un asunto de interés principal para los moradores del Ande. Felizmente existe una planta llamada muña, que crece únicamente en las alturas andinas, y tiene fantásticas propiedades para conservar los alimentos. Sólo rociándolos con su infusión actúa como una refrigeradora portátil. En el Instituto de los Andes estamos preparando una completa investigación sobre las propiedades de la increíble muña.

LA PAPA

La Joya de los Andes y su Periplo por el Mundo

Las Migraciones.

 

Durante todas las fases del imperio se realizó un intenso flujo migratorio de muchos personajes de diferentes naciones, en calidad de funcionarios, familiares, residentes, trabajadores, soldados o peregrinos. Cada una de las etnias habitaba un determinado barrio de las ciudades y conservaban sus costumbres, las que eran respetadas oficialmente. Se les podía distinguir fácilmente por sus vestidos, sombreros, adornos y peinados peculiares. Lo más importante en nuestra historia de la gastronomía es que debido a las migraciones masivas se produce el primer proceso de aculturación, porque se logra un completo intercambio de insumos, técnicas y potajes, dando la posibilidad de que se crearan nuevas expresiones culinarias resultado de la fusión.

LA AYUDA DEL SOL

 Las ocas, el camote y la mashua, riquísimos tubérculos, se secaban al sol para concentrar sus azucares. Dulces como la miel se los denominaba cahui.

La migración más ordenada e importante la constituían los Mitimaes, grupos de pobladores de una misma etnia que eran trasladados a una determinada región con un propósito especifico, que podía ser de carácter militar, laboral, religioso o político, conducidos por la razón o la fuerza, pero siempre podían mantener sus usos y costumbres. Se les distinguía por una típica vestimenta o especie de cintas de colores que obligatoriamente tenían que llevar en un determinado lugar de su ropaje.

 

EL CHUÑO

 

El proceso de deshidratación más complejo era sin duda el aplicado a la papa. El famoso chuño tiene muchas alternativas, dependiendo de la variedad de papa. El proceso en general consistía en lavarlas y humectarlas, luego se secaban al sol y se exponían a las heladas en las noches. Este brusco cambio de temperatura se repetía durante cuatro o cinco ciclos, dependiendo de la consistencia de la papa. Luego eran “pisadas” por mujeres especialistas en esta faena, con el propósito de pelarlas y terminar de extraer residuos de humedad. Hasta nuestros días los diversos platos preparados con chuño son una delicia.

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