MONOGRÁFICO DEDICADO A LA ALIMENTACIÓN EN EL SIGLO DE ORO ESPAÑOL

Carmen Navas Garatea y Elena Pulido Romero
Junio 2007

 

CONCLUSIONES

 

            El Siglo de Oro fue una época de grandes contrastes, España era un imperio que se desmoronaba, e iba a la bancarrota a causa de una monarquía que se embarcaba en guerras interminables, en las que se iba toda la riqueza que llegaba de América.

Encontramos a una monarquía y nobleza extravagante y desmesurada en sus gustos, aplicable también a sus menús, con clara influencia del Renacimiento italiano, con una ingesta excesiva sobre todo de proteínas de origen animal y azúcares simples, produciendo éste exceso patologías como la gota y la obesidad y los consiguientes problemas derivados de ésta como accidentes cardiovasculares o diabetes.

Lo que sí nos ha dejado la cocina real, como apreciamos en el libro de Martínez Montiño, “Arte de Cocina, Pastelería, Conservería y Vizcochería”, es el primer documento escrito sobre higiene alimentaria y manipulación de los alimentos.

Por otro lado, el clero de ese tiempo al estar dividido en alto y bajo clero, podía tener una alimentación o más parecida a la nobleza o al pueblo llano, dependiendo de la Orden a la que perteneciera estando así más o menos equilibrada su alimentación.

Como hemos señalado anteriormente, el pueblo llano podía pasar un hambre atroz, o si eran campesinos acomodados o residentes de la costa tener una alimentación lo suficientemente adecuada a las necesidades nutricionales diarias.

Mención aparte tendría la nutrición de los marineros, ya que las raciones en la Armada Real estaban estipuladas no siendo escasas aunque sí faltas de verduras y frutas frescas con la consiguiente aparición del escorbuto. La marina mercante tenía condiciones de vida más duras para sus hombres aunque parece que la ración diaria de “bizcocho”, tocino, habas o vino no faltaba.

En las nutriciones colectivas tenemos que diferenciar entre los mesones y ventas donde comían el pueblo, campesinos y soldados, y los estudiantes de Colegios Mayores, siendo la alimentación de éstos últimos más sana y equilibrada que la de los primeros que era más rica en grasas.

La dietoterapia estaba muy poca desarrollada, basándose todavía en los clásicos como Galeno y Esculapio y con errores básicos como pensar que la fruta y el pescado son dañinos. Aún así, hemos encontrado algunas recetas de comidas para enfermos como el “pisto” y “pastel de ave” para enfermos y la “manteca de almendras amarillas” para pacientes con “mal de pecho”. También estaban en el error de que el vino tenía poderes curativos y medicinales, recetándolo para casi todas las enfermedades.

Al igual que hoy en día aunque tenemos la información suficiente sobre lo que sería una correcta nutrición, no todo el mundo la sigue como debiera, ya que vemos jóvenes con educación suficiente alimentándose prácticamente de comida basura, dietas extravagantes seguidas por personas con la suficiente preparación para no hacerlas y un exceso de peso preocupante  en las sociedades ricas de los países occidentales, tampoco podemos juzgar una época entera con los criterios actuales ya que carecían de la información suficiente, y debido a su situación económica del momento lo más importante para la mayoría de los españoles de entonces no era cómo comer, sino si podrían permitirse el lujo de poder comer.

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