Historia de los caracoles en la alimentación más 22 formas de hacerlos

En caso de copiarnos haga referencia de donde lo hizo, así como de su autor, eso le hará más digno y cuando digo copiarnos es hacer una cita y no plagiar.

Carlos AzcoytiaEscribir sobre la historia de los caracoles como alimento es hacerlo de las miserias y del hambre de la humanidad unas veces y de la excentricidad y el exceso en otras, aunque quizá esa excentricidad sea consecuencia del recuerdo ancestral de aquellos que resucitaron dicho alimento, más o menos sofisticado, a la hora de cocinarlo, pero al fin y al cabo muy lejano, en el concepto como en la forma, del gusto de los occidentales.

La supervivencia de los primeros humanos fue consecuencia de convertirse en omnívoros, animales que devoraban todos, o casi todos los animales y plantas que encontraban, independientemente del lugar geográfico, orografía y tipos de clima. Esa necesidad de nutrirse, éxito en su reproducción, les pudo o nos pudo llevar a la hegemonía en el planeta sobre los otros animales, pese a ser un tipo de bestias de las más débiles dentro del reino animal, tanto en fuerza como en velocidad; su pervivencia o triunfo fue consecuencia de ser gregarios, lo que les hizo desarrollar la astucia a la hora triunfar en la base de la vida en el planeta, la reproducción. Sigue leyendo

Historia de la cocina tradicional de Oaxaca

Martha Delfin GuillauminHace muchos años, en 1984, cuando visité la provincia de Oaxaca por primera vez, me encantó conocer varios de sus sitios arqueológicos zapotecas como Mitla, Lambityeco o Monte Albán; asimismo, admiré sus construcciones coloniales como el hermoso templo de Santo Domingo de Guzmán en la ciudad de Oaxaca o el exconvento de Yanhuitlán en la Mixteca, este último de un estilo arquitectónico entre gótico y renacentista muy bello. Además, me deleité al comer los platillos regionales como el pollo en mole negro o probando los chapulines secos, pequeños, rojos y sabrosos, muy sabrosos. Sigue leyendo

Historia y fórmula de un vinagre desinfectante, el de los ‘Cuatro ladrones’

 

Carlos AzcoytiaQue el vinagre es desinfectante, al menos eso se cree o se creía, no es ninguna novedad, de hecho se utilizó hasta épocas no muy lejanas en el medio rural español o casi como ‘remedio de la abuela’ en muchos hogares hasta que los productos farmacéuticos estuvieron al alcance de todos, lo que, al menos yo no lo sabía, es que hubo uno específico para tal fin y que encontré en un libro de farmacia, que de seguro estuvo vigente su fórmula hasta entrado el siglo XX y que llamaban ‘el de los cuatro ladrones’ porque según se contaba, copio literalmente: “Este vinagre se llama así, por haberse servido de él, en otro tiempo, cuatro solemnes bribones, con objeto de preservarse de las emanaciones epidémicas de los enfermos, ó cadáveres á quienes robaban”. Sigue leyendo

Modo de hacer aguardientes en el siglo XVII: Agua divina y Marrasquino

Carlos AzcoytiaEl presente trabajo es el final y continuación de otro matriz, base para comprender mejor la forma de cómo se hacían a finales del siglo XVII los anises, aguardientes y licores, titulado ‘Modo de fabricar aguardientes y licores a finales del siglo XVII’ y que puede leer.

Comprendemos bajo un mismo trabajo el modo de hacer dos licores: el agua divina y el famoso Marrasquino, siendo consciente de que aún quedarían otras muchas fórmulas perdidas, cómo el licor de Venus, en aras de la comodidad que la industria ofrece hoy día pero que nos dirigen en todo, incluso en las mal llamadas modas, y que a fin de cuentas benefician a las multinacionales que adocenan nuestros gustos gastronómicos, la forma de vestir, incluso en nuestras preferencias sexuales. Sigue leyendo

Modo de hacer aguardientes en el siglo XVII: Perfecto amor, agua de azahar y de rosas

 

Carlos AzcoytiaEl presente trabajo es continuación de otro matriz, base para comprender mejor la forma de cómo se hacían a finales del siglo XVII los anises, aguardientes y licores, titulado ‘Modo de fabricar aguardientes y licores a finales del siglo XVII’ y que puede leer..

Comprendemos bajo un trabajo estos tres licores, el famoso francés ‘Parfait amour’ y las aguas de azahar y de rosas, distintas  a los aceites.

Perfecto amor

Este licor no se diferencia del agua de cidra, sino en el color encarnado que se le da por medio de la cochinilla. Así cuando se quiera componer el perfecto amor, redúzcanse dos onzas de cochinilla a polvo grosero, y échense en el espíritu aromático de la cidra; déjesela en infusión siete u ocho días; remuévase dos o tres veces al día; después que haya reposado algún tiempo, trasiéguese por inclinación; y sobre el sedimento de la cochinilla échense tres cuartillos de agua de toronjil , y uno de agua de azahar. Al cabo de dos o tres días se mezcla esta tintura con la primera, y el todo con el jarabe, agregándole la misma cantidad de zumo de limón que para el agua de cidra. Sigue leyendo